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sábado, 12 de noviembre de 2016

Magia, religión y poder "Cultos Afroamericanos"

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Magia, religión y poder Los cultos
afroamericanos
Gustavo Martin 

Gustavo Martin: Antropólogo venezolano. Doctorado en Etno-Psicología en la 
Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París. 
Sorbonne. Profesor Asociado en la Universidad Central de Venezuela. Autor de: 
"Magia y Religión en la Venezuela Contemporánea"; "Teoría de la Magia y la 
Religión" y "Ensayos de Antropología Pohtica". 
Las creencias y prácticas mágico-religiosas constituyen un 
medio privilegiado para expresar realidades o conflictos que 
ocurren más allá de sus límites. En este trabajo intentamos 
demostrar como el poder (o el contrapoder) político se vale de 
los cultos para expresarse, legitimarse y proyectar 
oposiciones que de otrafonna estallarian con grave riesgo 
para los detentadores del poder e, incluso, para la sociedad en 
general. 

En el caso de los cultos afroamericanos esta legitimación del 
poder está referida al carácter de "recurso de 
contramodernidad" (Balandier) que estos cultos poseen. Se 
trata de legitimar la resistencia a la aculturación impuesta, 
de exaltar hasta el paroxismo los valores propios en contra 
de las normas y costumbres occidentales; y aun cuando estos 
grupos y culturas dominadas tengan que adoptar las fonnas 
externas (medios) que impone la cultura dominante, la 
racionalidad implícita (fines) siguen siendo la de la cultura 
dominada. Los antropólogos y etnopsiquiatras hablan en 
estas situaciones de "aculturación antagonista" (Devereux) y 
los politólogos y juristas de "formalismo nonnativo" (Rey). 
En todo caso, esta situación permite explicar un conjunto de 
realidades latinoamericanas que van desde el arte barroco 
hasta el populismo, pasando por el sincretismo religioso, en 
el cual los santos católicos beben ron y bailan al compás de 
tambores de origen africano. 

NUEVA SOCIEDAD NRO. 82 MARZO-ABRIL 1986, PP. 157-170
Uno de los rasgos más típicos de estos cultos afroamericanos 
son los ritos de posesión, analizados en múltiples 
perspectivas por los diferentes especialistas de las ciencias 
del hombre. Además del valor terapeútico o catártico que 
poseen, también presentan una dimensión cognitiva que se 
refiere a la capacidad de tomar concretos y naturales a los 
seres abstractos y sobrenaturales, e indiscutiblemente, 
también está presente en ellos una finalidad política que se 
expresa en la posibilidad de proyectar y resolver los 
conflictos y luchas del mundo social cotidiano en un mundo 
imaginario que es vivido como real 
Otra de las caractensticas resaltantes de estos cultos que 
analizamos es su organización sobre la base de un esquema 
de secta o sociedad secreta -situación menos evidente en el 
caso del culto de Mana Lionza- asignándole gran 
importamcia al hermetismo, lo cual las lleva a fomentar su 
carácter de microsociedad ya generar formas de distancia 
social 
Como es sabido, algo más que hombres viajaron en los barcos esclavistas que 
venían de Africa hacia América. Varias lenguas, muchas costumbres y técnicas, 
numerosas  creencias  y  sueños  también,  hicieron  la  travesía.  Unos  y  otros 
provenían de diferentes sociedades y culturas. Bantú, efik, efor, ewe-fon, luango, 
yoruba, fanti-ashanti, kromanti, entre otros, son algunos de los nombres que 
sirvieron para tipificar a estos grupos humanos y a sus obras. Muchos de estos 
rasgos culturales se han ido borrando -a pesar de la gran resistencia opuesta- con el 
paso del tiempo. Otros se han mantenido, en contra de la aculturación compulsiva 
y el mestizaje, y han llegado hasta nuestros días. A través de ellos podemos 
entrever las  caracteristicas fundamentales de cosmovisiones o  racionalidades 
diferentes, incluso opuestas, al logos occidental. Entre estos elementos culturales 
que han trascendido la barrera del tiempo destacan las creencias y las prácticas 
mágico-religiosas. Estas -a despecho de todas las oposiciones y persecuciones de 
las que fueron objeto- se han proyectado hasta nuestros días, generalmente 
entremezcladas con creencias y prácticas provenientes de otros cultos o religiones: 
ritos e imágenes católicas, mitos y rituales indígenas, aportes islámicos, elementos 
espiritistas, ocultismo, astrología, cartomancia, quiromancia, etc., para constituir 
un gran sincretismo mágico-religioso que tipifica en América Latina a lo que se 
denomina la "religiosidad popular". 
Para entrar en el análisis de los cultos afroamericanos hemos seleccionado, un 
tanto arbitrariamente, los siguientes: el candomblé, el ñañiguismo, el vodú o 
vodún haitiano y, por último, algunas manifestaciones mágico-religiosas de origen 
NUEVA SOCIEDAD NRO. 82 MARZO-ABRIL 1986, PP. 157-170
afro existentes en Venezuela, como serian las creencias y prácticas de la región de 
Barlovento y el culto de Maria Lionza. Cabe destacar que intentaremos, en la 
medida de lo posible, analizar estos mitos y ritos en una perspectiva que tome en 
cuenta tanto los aspectos mágicos y religiosos como la dimensión política, no 
siempre explícita, que los mismos encierran. 
El pensamiento mágico, mítico o primitivo 
Sin embargo, quisiéramos, antes de entrar de lleno en el análisis de estos cultos 
afroamericanos, hacer un conjunto de precisiones teóricas y metodológicas que le 
permitirán al lector una mayor comprensión de los conjuntos de creencias y 
prácticas mágico-religiosas que aquí estudiaremos. Así, seria conveniente definir 
algunas de las caracteristicas principales del llamado pensamiento mágico, mítico o 
primitivo. Para ello nos apoyaremos en el interesante libro del antropólogo francés 
Claude Lévi-Strauss titulado El pensamiento salvaje1. En esta obra se señalan las 
caracteristicas  propias  de  esta  formá  de  pensar.  Cabe  destacar,  en  primera 
instancia, un basamento lógico similar al del pensamiento moderno o científico, del 
cual sólo difiere en cuanto al uso de contenidos de expresión, ya que mientras uno 
(el primitivo) utiliza elementos secretos que toma de la naturaleza o de la cultura, 
el pensamiento científico se vale fundamentalmente de contenidos abstractos. Pero 
ambos, coinciden en la búsqueda de un orden, en la necesidad de la "puesta en 
estructura" del mundo. De allí deriva la idea según la cual el pensamiento, además 
de tener fines utilitarios o cognitivos, cumple con objetivos estéticos. Entonces, "El 
pensamiento mágico no es un comienzo, un esbozo, una iniciación, la parte de un 
todo  que  todavia  no  se  ha  realizado;  forma  un  sistema  bien  articulado, 
independiente, en relación con esto, de ese otro sistema que constituirá la ciencia, 
salvo la analogía formal que los emparienta y que hace del primero una suerte de 
expresión metafórica de la segunda"2. Esta "ciencia de lo concreto" que es el 
pensamiento mágico o mítico reune lo sensible y lo inteligible, de forma tal que los 
mitos y ritos constituyen mecanismos de observación y reflexión que posibilitan la 
organización y explotación reflexiva del mundo sensible en cuanto sensible. 
Ciertamente obtiene resultados más modestos que los de la ciencia abstracta, pero 
estos no son en ningún caso menos científicos o menos reales. 
Como decíamos, el pensamiento mágico o mítico hace uso de elementos concretos, 
ubicados en medio de los preceptos y los conceptos. El signo -elemento de 
reflexión mágica- se ubica entre la imagen y el concepto, vale decir, entre el 
significante y el significado, y al hacerla, permanentemente compone y recompone 
el mundo para buscarle un nuevo sentido; a fin de lograr esto utiliza no solamente 
la metonimía (causalidad lineal basada en cadenas de acontecimientos como en la 
ciencia), sino también la metáfora ( acontecimientos ubicados en diferentes planos 
o niveles unidos o relacionados por la equivalencia, la oposición, la síntesis o 
cualquier otro procedimiento lógico). 
1 Lévi-Strauss. C:· El pensamiento salvaje. FCE. México. 1970. 
2 Ibidem. p. 30. 
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El pensamiento mágico busca demostrar que el saber teórico y el sentimiento no 
son incompatibles, al igual que tampoco lo son lo razonado y lo vivido o lo 
objetivo y lo subjetivo. Tal vez esto es así por esa misma vocación a construirse 
sobre lo concreto. Quizás de ello deriva el hecho de que el pensamiento mágico 
carga de significación a seres que se perciben como si ofrecieran con el hombre un 
determinado parentesco. Así, dioses y santos son dotados de humanas virtudes y 
terrenales defectos. Cuando conceden una dádiva se les premia con ron y bailes. 
De lo contrario, son amarrados, azotados o puestos a la intemperie. No se trata, en 
definitiva, de seres sobrenaturales sino naturales. La idea de un dios lejano, de 
unos santos abstractos, resulta incompatible con este tipo de racionalidad 
El uso de condiciones naturales o elementos culturales concretos sirve para 
explicar realidades que no son de orden natural o cultural. sino lógico. Los mitos y 
ritos no son otra cosa que códigos, capaces de transmitir mensajes que pueden ser 
traducidos en términos de otros códigos. De allí la posibilidad de que los cultos 
afroamericanos sean expresión metafórica de situaciones políticas. Por lo mismo, el 
valor operatorio de mitos y ritos deriva de su carácter formal y no de los 
contenidos que usa. Es precisamente dentro de este contexto como debemos 
estudiar las dos famosas leyes de la magia enunciadas por Frazer3: la ley de 
contigüidad (todo lo que estuvo una vez en contacto sigue estándolo) y la ley de la 
simpatía (lo similar produce lo similar). Como veremos más adelante, los cultos 
afroamericanos están llenos de ejemplos de aplicación de ambas leyes. 
El pensamiento mágico hace uso de un conjunto de contrastes: naturaleza-cultura, 
general-particular, identidad-diversidad, continuo-discontinuo, son algunos de los 
pares de opuestos significativos de los cuales se vale. De esta forma, todo el 
cosmos es concebido como un continuum de oposiciones sucesivas que encuentran 
su síntesis en algunos elementos. Así, por ejemplo, “...el animal aparece como un útil 
conceptual de múltiples posibilidades, para destotalizar y retotalizar cualquier dominio, 
situado en la sincronía o en la diacronía, lo concreto o lo abstracto, la naturaleza o la 
cultura"4. Pero, la sociedad en cuestión puede elegir como elementos de síntesis, no 
solamente a las especies animales y vegetales o a fenómenos astronómicos o 
meteorológicos, sino que puede optar también por escoger denominaciones, 
emblemas, conductas, prohibiciones, entre otros. En este sentido, el poder y los 
elementos que lo representan constituyen formas privilegiadas de síntesis. 
Ciertamente, como decíamos, las oposiciones binarias constituyen la base sobre la 
cual se construye el sistema de pensamiento mágico o mítico. Pero, poco a poco, 
éste se expande mediante la agregación en los dos términos opuestos de nuevos 
elementos elegidos en relación a su oposición, correlación o analogía. El conjunto 
inicial, por fuerza lógica, puede ser movido hacia la universalización -a través de la 
extensión del esquema  clasificatorio a  dominios exteriores como serian, por 
ejemplo, el tiempo y el espacio- o hacia la particularización -mediante la extensión 
del esquema clasificatorio a la individuación, como en el caso de las clasificaciones 
corporales, en las cuales se establece un nexo entre el destino personal y el destino 
3 Frazer. James: La rama dorada, FCE. México. 1969.
4 Lévi-Strauss. C: Op. Cit. p. 217. 
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social-  quedando  de  esta  forma  ordenado  todo  el  universo.  Los  cultos 
afroamericanos presentan esta vocación totalizadora que toma en cuenta desde el 
macrocosmos del ordenamiento espacial y temporal, externo del hombre, hasta el 
microcosmos del orden corporal, estableciendo correlaciones entre ambos. Esto 
explica buena parte de los principios lógicos que rigen tanto a la magia como a la 
astrología, el totemismo, la religión, la homeopatía y, en fin, la ciencia. 
Pero, el valor del pensamiento mágico no se detiene en una orientación cognitiva o 
utilitaria. A estos fines se suman consideraciones de carácter estético y afectivo. La 
magia es una estética en la medida que se plantea la necesidad de la construccion 
de un orden, mediante la disolución de lo cultural en la naturaleza y de ésta en 
propiedades fisico-químicas. Al mismo tiempo, la magia permite la objetivación de 
afectos (amor, odio, esperanzas, deseos, sueños), los cuales al objetivarse y ser 
vividos como reales, logran influir y modificar hasta las mismas condiciones 
materiales de la existencia. Esto ha sido analizado por Levi-Strauss en términos de 
"eficacia simbólica"5, la cual es esa "propiedad inductora" que. poseerían, unas con 
respecto  a  otras,  ciertas  estructuras  formalmente  homólogas,  capaces  de 
constituirse con diferentes materiales en diferentes niveles del ser vivo: procesos 
orgánicos, psiquismo inconsciente, pensamiento reflexivo. 
Antes de iniciar el análisis de los cultos seleccionados todavía es necesaria una 
pequeña disgresión que nos permita comprender ciertos aspectos relevantes de los 
mismos, partiendo del sentido original que tenían en Africa estos cultos y el cómo 
se han adaptado a las nuevas realidades sociales y políticas existentes en el 
régimen esclavista americano. 
Una primera distinción que hay que hacer se refiere a las diferencias existentes 
entre culturas bantúes y las culturas de otras sociedades .. Al respecto nos vamos a 
permitir citar a Roger Bastide, quien en su obra Las Américas Negras6 establece lo 
siguiente:  “...los bantúes se mostraban más permeables a las influencias exteriores; 
comprendían que su cristianización o su occidentalización, en una sociedad en la que los 
modelos europeos servían de cniterio para juzgar los comportamientos, les permitía tener 
una movilidad vertical que su resistencia cultural hubiera, por el contrario, seriamente 
comprometído. Hay que añadir que esta cristianización era facilitada por el hecho de que las 
religiones bantúes no constituían 'sistemas' tan bien organizados como las religiones 
sudanesas o guineas. La base de la religión era el culto a los antepasados; sin embargo, 
como ya lo hemos dicho muchas veces, la esclavitud rompía y dispersaba los linajes 
haciendo que este culto resultase prácticamente imposible. Y así una vez destruida esta base 
de su religión, sólo les quedaba el animismo -contrariamente a los fon a los yoruba que 
poseían toda una mitología sistematizada". 
Lo anterior, por supuesto, no quiere decir que las creencias y las prácticas de 
origen bantú no prosperasen en América, simplemente queremos significar que su 
importancia relativa y su vigor fue menor que las provenientes de religiones fanti-
5 Lévi-Strauss. C: Antropología Estructural, EUDEBA. Buenos Aires. 1968. pp 168 y ss. 
6 Bastide, Roger: Las Américas Negras. Alianza, Madrid. 1969, pp 103 y ss. 
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ashanti, ewefon, efik, efor o yoruba. Incluso, estas últimas tal vez hicieron uso de 
una mayor plasticidad, privilegiando la utilización de una serie de mecanismos 
dentro de los cuales destaca lo que hoy denominariamos en términos actuales la 
"aculturación antagonista"7, mediante la cual la cultura dominada adopta los 
aspectos externos (significantes) de la cultura dominante, pero no así los fines o 
significados de ésta. De esto se desprende, por ejemplo, el extendido uso de los 
santos católicos dentro de un contexto mítico y ritual que no les es propio. Incluso, 
pudieramos evocar aquí el "verdadero fenómeno de transferencia" del que nos 
habla Balandier8 y el cual consistiría en esconder intenciones o proyectos políticos 
detrás de manifestaciones religiosas. 
Sin más preámbulos vamos a entrar a estudiar algunos cultos afroamericanos, para 
lo cual hemos seleccionado el candomblé, el ñañiguismo, el vodú o vodún y 
algunas creencias y prácticas rituales de Venezuela. Una vez más queremos insistir 
en que trataremos de establecer las relaciones existentes entre magia, religión y 
poder, pues consideramos que esta perspectiva puede resultar interesante para los 
lectores. 
El candomblé 
Un aspecto común a todos los cultos afroamericanos es el uso de ritos de posesión. 
Los dioses africanos bajan a reencarnarse momentáneamente en el cuerpo o 
materia  de los  fieles  americanos.  Este  trance  místico  se logra a través del 
adorcismo, rito mediante el cual se le solicita a la divinidad su bajada sobre alguno 
de los medium o creyentes. De nuevo aquí estamos ante una tentativa de eliminar 
todo carácter  abstracto  a  lo sobrenatural.  Estos ritos de  posesión  han  sido 
analizados  en  múltiples  perspectivas.  Psiquiatras,  psicoanalistas,  sociólogos, 
antropálogos y muchos otros estudiosos, han dado numerosas interpretaciones 
tanto de los aspectos subjetivos como de las dimensiones sociales y culturales 
dentro de los cuales el trance ocurre. Roger Bastide9 ha hecho un inventario de las 
diversas funciones que parecen cumplir los cultos de posesión y en este sentido 
señala las siguientes: 1.- Hay una posesión ligada a la adivinación, la cual es más 
evidente en la cultura bantú que en la yoruba; 2.- hay también una posesión ligada 
al "matriarcado" o a las ansias de reivindicación feminista. En última instancia se 
trata de un fenómeno político. Al respecto Bastide señala: "Es gracias a estos cultos 
en efecto que la mujer reacciona a su status de dependencia para convertirse en un ser 
sagrado, llegando incluso a convertirse en un ser superior a su esposo. Además, en todas 
partes, en sociedades patrilineales y patrilocales, la búsqueda de la iniciación corresponde al 
deseo de independencia y superioridad de las mujeres; por ejemplo, entre los yoruba, la 
posesión forma parte de la lucha de los sexos. Podemos decir entonces que una de 
lasfunciones de la posesión es modificar el status social de las personas inferiorizadas por 
las normas y las costumbres"; 3.-la posesión sirve además como un método eficaz 
para conectar el mundo profano con lo sagrado, mediante la encarnación de los 
7 Devereux. Georges: Etnopsicoanálisis complementarista. Amorrortu. Buenos Aires. 1975. pp 204 y ss. 
8 Balandier. Georges: “Tradition. conformité. historicité" en L'autre el I'ailleurs. pp. 15 y ss. 
9 Bastide. Roger. "Transe mystique, psycho-pathologie el psychiatrie" pp. 124 y ss. 
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espíritus de los dioses o de los muertos; 4.-por último, la posesión sirve además en 
muchos casos para legitimar un determinado orden político y para justificar 
cualquier acción de los gobernantes. 
En otro trabajo10, coincidíamos con Bastide, al señalar que tal vez el fin último de la 
posesión es lograr reivindicar o negar, a nivel de un imaginario vivido como real, 
ciertas características de marginalidad social, política o económica presentes en el 
mundo profano de la realidad cotidiana. Tanto en el trabajo de Bastide como en el 
nuestro,  se  llega  a  la  conclusión  de  que  tanto  los  homosexuales  como  las 
prostitutas -entre otros hombres y mujeres cuya conducta es calificada por la moral 
colectiva como de antisocial- constituyen vehículos privilegiados para el contacto 
con la divinidad y de esta forma, al quedar sacralizados, drenan las culpas, 
traumas y complejos de su condición social cotidiana. Así, estos ritos -además de 
una función política- cumplen también con objetivos terapeúticos, muy bien 
descritos y demostrados por Bastide11, Devereux12, y Laplantine13, entre otros. 
En lo que respecta al candomblé, debemos señalar que este constituye uno de los 
más  importantes  cultos  de  posesión  que  existen  en  América.  Celebrados 
actualmente en Brasil, su origen es yoruba. Aun cuando se encuentran también 
candomblés de origen bantú, los cuales han copiado los ritos de los yoruba o los 
fon, manteniendo el nombre de sus divinidades, para lo cual han construido 
cadenas de equivalencias entre sus dioses, los yoruba o fon e incluso los santos 
católicos, fenómeno este último más visible en la llamada santería cubana. 
Como decíamos anteriormente, existe un parentesco entre los hombres y los dioses. 
Estos, a pesar de su condición de seres sobrenaturales, son tratados en forma 
natural y se les premia o se les castiga según su comportamiento para con los 
hombres. Por lo mismo, la conducta de estos dioses es ambivalente: no son ni 
absolutamente  buenos  ni  totalmente  malos  y  para  muchos  antropólogos  y 
psiquiatras14 esto influye en el hecho de que, en estas culturas, los individuos no 
intemalizan  la  culpa  y  son  entonces  poco  llamados  a  caer  en  desórdenes 
esquizofrénicos. 
Además del candomblé propiamente dicho o candomblé mago, existen otros cultos 
muy vinculados a éste, nos referimos principalmente a la macumba, donde los 
ritos yorubas se entremezclan con creencias y prácticas de origen bantú y con el 
espiritismo; a los cultos caboclos, en los cuales aparecen adoradas bajo el ropaje de 
imágenes católicas- divinidades yorubas e indígenas, estas últimas probablemente 
de origen tupí-guaraní. Sin que podamos hacer mención del umbandismo, muy 
extendido en las áreas urbánas donde hay un verdadero sincretismo de mitos y 
ritos  provenientes  del  catolicismo,  la  religión  yoruba,  el  espiritismo,  cultos 
indígenas y aportes orientales.
10 Martin. Gustavo: Magia y religión en la Venezuela contemporánea, EBUCV, pp, 219 y ss. 
11 Bastide, Roger: Op. Cit. 
12 Devereux, Georges: Op. Cit. 
13 Laplantine, Francois: Las voces de la imaginación colectiva, Granica, Barcelona, 1977.
14 Martin, Gustavo: Op. Cit. 
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El panteón yoruba está conformado por una serie de orichas o divinidades, a 
través de las cuales el hombre se comunica con el Ser Supremo. El nombre 
nigeriano oricha ha sido respetado en Brasil; pero a diferencia de lo que ocurre en 
el país africano, en América los templos, rituales y sacerdotes o sacerdotistas no se 
encuentran especializados en alguno de los orichas, sino que en un mismo templo, 
con un ritual similar y usando el mismo sacerdote o medium son invocados todos 
los orichas. 
Pudiéramos señalar que los cultos de posesión -incluido el candomblé- constituyen 
una especie de derecho, fundamentado en la "ley viviente", a través del cual se 
buscan compensar las injusticias del mundo cotidiano en un mundo imaginario 
que es vivido como real por los creyentes. En este caso la legitimación opera por 
vía sagrada. De allí las implicaciones políticas que pueden tener este tipo de cultos, 
pues de no existir esta forma de proyección hacia lo imaginario, los conflictos se 
resolverian a nivel del mundo social cotidiano, generándose de esta forma graves 
desequilibrios y enfrentarnientos sociales. Ello, sin entrar a considerar el otro 
conjunto de problemas afectivos, utilitarios, estéticos y de conocimiento que se 
resuelven a través de estas creencias y de las prácticas que de ellas se derivan. 
Los ñáñigos 
Tanto Bastide15 como Sosa Rodriguez16 han insistido en las similitudes existentes 
entre las sectas cubanas de los ñáñigos o abakúas y la francmasoneria. A los 
objetivos ya señalados en relación al candomblé aquí añadiriamos otros que se 
relacionan con el carácter mismo que presentan las llamadas sociedades secretas en 
todo el mundo. En primer lugar, el calificativo de secretas hace que éstas no se 
constituyan o no busquen constituirse en iglesias. Los mismos intentos por lograr 
establecer  confederaciones  de  sectas  generalmente  están  orientadas  hacia  el 
fracaso,  pues  antes  que  lograr  una  fuerza  social  o  nacional  importante,  la 
racionalidad  última  de  estas  microsociedades  parece  orientarse  hacia  el 
mantenimiento de los valores de las relaciones de autenticidad - tipo cara a cara- y 
la  preservación  de  las  normas  comunitarias.  En  otras  palabras,  estas 
"hermandades"  creadas  en  América  fueron  un  sustituto  efectivo  de  los 
desintegrados  linajes,  posibilitando  a  sus  miembros  el  auxilio  mutuo,  la 
cooperación en los trabajos y la vigencia de nonnas estrictas que regulaban el 
funcionamiento social a pesar de los efectos desestructurantes de la aculturación. 
Esto nos lleva a una segunda caracteristica: la religiosidad de estas sociedades fue 
un importante elemento de identidad, preservándose así el principio africano de 
identificación de la religiosidad con el patriotismo. Por último, como bien lo señala 
Bastide17. "Parece que en general, el desarrollo de las sectas religiosas afroamericanas ha 
sido un antidoto contra la obsesión de brujería que, al contrario, se intensificó en Africa con 
la colonización”. Afirmación que entraña conclusiones tanto desde el punto de vista 
15 Bastide, Roger. Las Américas Negras pp. 109 y ss.
16 Sosa Rodriguez, Enrique: Los ñáñigos, Casa de ,las Américas, La Habana, 1982, pp. 153 y ss. 
17 Bastide. Roger. "Los cultos afroamericanos" p. 75. 
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de la antropología política como de la etno-psiquiatria. 
Es precisamente a una de las más importantes sociedades secretas: la de los 
ñáñigos o abakúas a la que nos vamos a referir ahora. Tanto Bastide como Sosa 
Rodriguez señalan que el origen de estas sectas conduce a las culturas del Calabar 
en Africa, concretamente a los grupos efik y efor. Sin embargo, el segundo de estos 
autores no deja de destacar la presencia de elementos bantúes, probablemente 
congos y angoleños en los mitos y ritos que conforman este culto. 
No se sabe a ciencia cierta cuando penetró esta religión en Cuba, donde fue llevada 
por esclavos efik. Sosa Rodriguez18, contradiciendo versiones que hablan de la 
creación en 1834 ó 1836 de una sociedad secreta abakúa en el poblado pesquero de 
Regla, señala la presencia del código secreto abakúa en los documentos de la 
conspiración antiesclavista dirigida por el negro libre José Antonio Aponte en 1812. 
En todo caso, esta primera sociedad secreta surge bajo el amparo de los llamados 
Cabildos Negros, sin que se sepa con exactitud si fue bajo el ala del appapa efor o 
del appapa efik, aun cuando hay más pruebas en relación a este último. 
En relación al término ñáñigo, a pesar de toda la oscuridad existente, parece 
significar" arrastrado" o "el que camina arratrado" y probablemente se aplica a los 
movimientos  rituales  del  hombre-leopardo,  quien  imita  a  la  bestia.  Sosa 
Rodríguez19 adelanta al respecto la siguiente hipótesis: "Ñániño, inicialmente, pudo 
servir para calificar los movimientos de algunos personajes del rito pasando a 
designar después, vulgarmente, al miembro indiscriminado de la sociedad secreta, 
y por antonomasia, a esta misma" . Fernando Ortiz20 al referirse al ñaña abakúa o 
"diablito  náñigo"  señala  que  ñáñigo  parece  provenir  del  bantú  y  significar 
"simulador o espíritu del leopardo". Además, parece relacionarse también con la 
idea de muerte o muerto. No olvidemos, en todo caso, que la religión bantú se 
apoya mucho en el culto a los antepasados o ancestros, los cuales son responsables 
de la fertilidad 
"Abakúa, sociedad  secreta, exclusiva  para  hombres,  autofinanciada  mediante 
cuotas y colectas recaudadas entre sus miembros, con una compleja organización 
jerárquica  de  dignatarios  (plazas)  y  asistentes,  la  presencia  de  seres 
ultramundanos,  un  ritual  oscuro  cuyo  secreto  -celosamente  guardado-  se 
materializa en un tambor llamado ekwé, ceremonias de iniciación, renovación, 
purificación y muerte, beneficios temporales y eternos, leyes y castigos internos de 
obligatoria ejecución y aceptación, un lenguaje hermético, esotérico y un lenguaje 
gráfico, complementario, de firmas, sellos, trazos sacros constituye, hasta nuestros 
días, un fenómeno cultural sin paralelo en Cuba y América. .. "21. He aquí descritas 
por Sosa Rodriguez las características principales de los cultos ñáñigos. Trataremos 
ahora de ampliar algunas consideraciones al respecto. 
18 Sosa Rodriguez. E.: Op. Cit. pp. 117 y ss. 
19 Ibidem.
20 Citado por Sosa Rodriguez en Ibidem.
21 Ibidem.
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Nos interesa destacar dentro de este análisis de los ñáñigos al código ético de la 
sociedad  secreta,  de  estricto cumplimiento,  el  cual consta  de  los  siguientes 
mandamientos: l. Guardar el secreto; 2. matar por el ekwé si fuese necesario, 
defenderlo ante cualquier peligro, aun a costa de la propia vida; 3. respetar a los 
abones (sacerdotes principales) y a las demás "plazas"; 4. ser buen hijo y buen 
padre, respetar a la madre; 5. ser buen hermano de los otros okobios (iniciados de 
la secta), protegiéndolos y asistiéndoles en cualquier necesidad; 6. respetar a las 
mujeres de los okobios; 7. ser valiente, no ser afeminado ni tampoco guapetón. No 
debe dejarse pegar por nadie y menos por una mujer. 
También existen otras reglas menores que se refieren al pago de contribuciones, a 
la venganza de las afrentas contra los hermanos y al socorro y auxilio mutuo en 
caso de enfermedad o muerte. Los castigos para quienes transgreden estas reglas 
van desde la pena capital hasta la suspensión temporal de la membrecía, pasando 
por los azotes. 
Son dos de las características esenciales de las sociedades secretas: desde el punto 
de vista de las creencias, el hermetismo de las mismas, y en cuanto al ritual, un 
formalismo sumamente estricto que reafirma el o los secretos. De ello deriva un 
mecanismo estricto de selección de los afiliados que opera por la vía de complejos - 
a ratos incluso muy crueles- ritos de iniciación, los cuales se realizan una vez 
cumplidos los requisitos de ingreso. En el caso que nos ocupa para ser abakuá hay 
que ser varón, negro (caso de la rama efik) y adulto. El hermetismo también se 
expresa en las ansias de distinción, en la creación de una gran distancia social entre 
los adeptos y quienes no lo son. Esta distancia social se genera no sólo a través de 
un  ritual  particular,  sino  también  mediante  una  determinada  organización 
especial, el uso de símbolos y ropajes, y hasta un lenguaje secreto. Así, nos 
encontramos una vez más ante la idea de todo el universo puesto en estructura. 
Pero, lo importante de destacar es que esta lógica de la separación y la distinción 
tiene claras implicaciones políticas. El surgimiento del discurso antropológico corre 
paralelo al nacimiento de un discurso político. 
El vodú o vodún 
El vodú o vodún constituye un caso especial, y por lo mismo interesante para el 
análisis de las relaciones existentes entre magia, religión y poder. Esto obedece a 
múltiples razones bien analizadas por Bastide22. La primera de ellas es la de que, 
una vez obtenida la independencia de Haití (1804), en el país no se planteó el doble 
conflicto común a todas las etnias de origen africano en América Latina, las cuales 
tuvieron que enfrentar tanto las contradicciones de clase como la segregación 
racial, sin olvidar las luchas contra la  imposición de normas y costumbres 
occidentales. El vodú no tuvo pues sentido de instrumento de resistencia ante la 
aculturación compulsiva. Sus mitos y ritos eran, permítasenos la expresión, más 
libres y al serio, paradójcamente, tenían mayor plasticidad y mejor capacidad de 
adaptación  a  los  cambios  que  gradualmente  iban  a  ocurrir  en  la  sociedad 
campesina. En segundo lugar, como determinación positiva, encontramos que la 
22 Bastide. Roger: Las Américas Negras, pp. 124 y ss.
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sustitución del régimen colonial de plantaciones ocurre mediante el retorno al 
sistema feudal africano, basado en la distribución de grandes extensiones de tierra 
entre los jefes militares victoriosos, mientras los campesinos continuaban ligados al 
terreno que cultivaban. Esta fragmentación territorial incidió en la dispersión de 
las sectas del vodú, las cuales se tomaron cada vez más autónomas. Además, el 
hecho de que el clero católico abandonase la isla entre 1804 y 1860 contribuyó al 
desarrollo y solidificación del vodú, sobre todo en las zonas rurales. Por último, las 
coincidencias entre el vodú y la familia extendida (laku) también influyeron en el 
auge que tuvo el culto, pues al igual que en Africa la religión se ligó al linaje y los 
patriarcas  sintetizaron  el  control  religioso,  el  dominio  de  las  relaciones  de 
parentesco y el poder político. Ya entrado este siglo, esta identificación vodú-laku 
se fue poco a poco perdiendo. No así los nexos entre religión y poder, al punto de 
que el vodú fue un elemento importante de legitimación del poder en la dictadura 
de los Duvalier. 
El origen del vodú parece estar en Dahomey, concretamente entre los grupos fon. 
Pero, al trasladarse a América se mezcla 'inicialmente con elementos yorubas. Ello 
ocurre, según Metraux23, en la segunda mitad del siglo XVII. En Dahomey vodú 
significa dios, espíritu o imagen. A los vodú se les denomina también loas. Aliado 
de los loas de origen fon o yoruba aparecen, en el amplísimo panteón del vodú, 
divinidades congolesas, sudanesas, angoleñas y creoles. A ellas se suman los 
espíritus de los ancestros (guede), los espritus de la agricultura (zaka), los gemelos, 
algunos monstruos e incluso personajes históricos. Generalmente, los loas son 
clasificados en ramas de acuerdo a su origen. 
El vodú fue duramente perseguido durante la colonia. En 1704 se prohiben las 
"calendas" (vodú) y en 1765 se crea un cuerpo especial de policía cuyo objetivo o 
función principal es la de disolver las reuniones nocturnas de negros o calendas. 
Durante este periodo, la literatura destaca al vodú como un culto ligado a la 
serpiente, con ritos orgiásticos y sacrificios humanos, donde los participantes 
terminan cayendo en estados desenfrenados de trance. 
Se conocen dos o tres ramas del vodú: el rada. el petro y ellemba. El primero está 
basado en las creencias y las prácticas fonyoruba principalmente. En el petro se da 
la incorporación de deidades o espíritus de origen creole. En ellemba hay un 
predominio de divinidades congolesas. Cada una de estas variantes posee sus 
propios ritos, símbolos, música y vestimenta. Mucho se ha especulado sobre el 
origen de la versión petro y se ha señalado a un houngan (sacerdote) famoso 
llamado Pedro como posible inspirador de la misma. Bastide24 señala en relación a 
este  problema  que  tal  vez  las  variantes  petro  y  lemba  constituyen  una 
reinterpretación de la dominante religión dahomeyana a partir de la magia bantú. 
El houngan ( sacerdote) y la mambo (sacerdotisa) están en la cúspide de la 
pirámide de dignatarios del vodú. Los iniciados -hombres y mujeres- que asisten a 
estos sacerdotes reciben el nombre de hounsi, que en fon significa "esposa de dios". 
23 Metraux. Alfred: Le vaudou haitien, pp. 19 y ss. 
24 Bastide, Roger. Las Américas Negras pp. 121 y ss.
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Otros personajes importantes son el "laplace" o maestro de ceremonias, cuya 
insignia es el machete que exhibe en los desfiles de banderas, el hounguenikon es 
el encargado de cuidar el altar y de poner orden entre los hounsi, el "confianza" es 
la mano derecha del sacerdote y la "bestia de carga" se ocupa de los aspectos 
administrativos. El Santuario recibe el nombre de houmfo. Allí se encuentra la 
capilla de los dioses (caye-mystere) que tiene un altar de cemento (pé) donde se 
depositan las ofrendas. Hay una habitación llamada djevo donde se realiza la parte 
secreta de los ritos de iniciación.
Las relaciones entre el houngan o la mambo y los hounsi son de reciprocidad A 
través del rito de iniciación (kanzo) los hounsi se comprometen a guardar el 
secreto ritual y a prestar respeto y veneración al houngan o la mambo (llamados 
también papalao y mamalao). Por su parte, estos tienen una serie de obligaciones 
con  los  hounsi:  protegerlos,  aconsejarlos,  cuidarlos  y  curarlos  en  caso  de 
enfermedad y darles techo, ropa y comida en caso de desempleo. Pudiéramos 
hablar  aquí  de  los  beneficios  secundarios  que  tiene  la  dominación  de  los 
sacerdotes. Los hounsi, llamados también vodunsi, se organizan sobre la base de 
una serie de grados, con títulos sumamente pomposos: ministros, secretarios de 
Estado,  senadores  y  diputados,  generales,  reinas,  emperatrices,  damas,  etc. 
Encontramos de nuevo aquí la necesidad de reivindicar en lo imaginario la 
marginalidad y pobreza del mundo social cotidiano. Cabe destacar que al lado de 
los  houmfo  funcionan  muchas  veces  las  "sociedades  de  sostén",  las  cuales 
colaboran con el mantenimiento económico del houmfo. 
El ser houngan implica un medio seguro de movilidad social. Además de sus 
funciones religiosas debe cumplir con otras referidas a la adivinación, curación, 
realización de exorcismos, organización de fiestas y diversiones públicas, dirección 
de los coros. Su influencia política es determinante, pues actúa como agente 
electoral y, por lo mismo, es muy buscado por los candidatos. En cuanto a la 
personalidad de los houngan, Metraux25 señala la presencia de un gran número de 
homosexuales, inadaptados, neuróticos, y sumamente sensibles. En cambio, según 
este mismo autor, las mambo -cuyo número es mayor- presentan generalmente 
rasgos normales de personalidad. 
Los cultos del vodún no difieren en mucho de lo descrito para el candomblé. 
Igualmente, las' funciones que cumple aquí  la posesión son similares a las 
establecidas  para  otros  cultos  de  posesión,  por  lo  cual consideramos  inútil 
extendemos en la consideración de estos aspectos. 
Especial mención merecen los llamados zombis o "muertos vivientes", a partir de 
los cuales se han construido numerosas historias macabras. Se piensa que se trata 
de  personas  a  las  cuales los  boko  (brujo)  o  algún  houngan  poderoso han 
administrado una poción especial que genera una suerte de estado cataléptico o 
letárgico. Otra versión habla de la posibilidad que tienen ciertos brujos o houngan 
para resucitar a los cadáveres, después de lo cual los usan para su beneficio 
25 Metraux. Alfred: Op. Cit. p. 55. 
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personal. Metraux26 refiere varios casos y llega a la conclusión de que se trata de 
dementes o idiotas utilizados inescrupulosamente por algunas personas. Pero, a 
nivel popular existe el terror antes los zombis y muchas personas perforan el 
corazón del cadáver, le parten el cuello, lo entierran boca abajo o realizan cualquier 
otro procedimiento para evitar que el muerto sea robado por un boko. Muchas de 
las enfermedades son explicadas como un robo de alma por parte de un boko y 
para protegerse ante esta posibilidad se utilizan un conjunto de objetos mágicos, 
talismanes y amuletos que reciben el nombre genérico de "wanga". 
Los cultos afroamericanos en Venezuela 
La presencia de los cultos afros no es tan importante en Venezuela como en otras 
regiones de América Latina, sin embargo nos hemos querido detener, aun cuando 
sea  brevemente  en  su  análisis  debido  principalmente  a  nuestra  experiencia 
personal de campo y al análisis teórico que al respecto hemos realizado. 
Ciertamente, las influencias de las creencias y prácticas religiosas de origen 
africano estaban muy circunscritas geográficamente y alguno que otro elemento 
aparecía integrado en cultos de otra procedencia. A nivel de la cultura popular 
existían creencias y prácticas de origen afro, pero éstas funcionaban en forma un 
tanto independiente, sin formar parte de un sistema mítico y ritual más o menos 
estructurado. Tal vez, esto se modifica un tanto a partir de la década de los sesenta 
en el presente siglo, principalmente como consecuencia de la introducción de la 
santeria cubana. Este proceso tiene que ver con el éxodo de babalaos y santeros que 
ocurre como consecuencia del triunfo de la revolución cubana. 
Tal vez, junto precisamente con la santeria, los cultos afros en Venezuela son el 
ejemplo  típico  de  eso  que  hemos  llamado  con  Devereux  la  aculturación 
antagonista. La mayoria de los ritos celebrados en las zonas negras venezolanas, 
tienen por centro principal la imagen de un santo (San Juan, San Benito, San Pedro, 
entre otros). Pero detrás de estos santos -a nivel subyacente o inconsciente- 
descubrimos la figura de un dios o un espíritu africano. Aun en los pueblos de 
esclavos cimarrones (cumbes) esto fue así. Incluso, en las actividades que aparecen 
como más antisociales como la magia negra o la brujeria, encontramos la presencia 
de santos y espíritus católicos. Por ejemplo, San Cipriano es el patrono de los 
brujos. Nunca se planteó la necesidad de volver en forma abierta y explícita al 
culto de los dioses africanos. 
Otro rasgo importante que se desprende del anterior, se refiere al hecho de que 
salvo en el caso de las cumbes, consideradas como pueblos de brujos, la religión 
nunca tuvo el carácter hermético y sectario que caracteriza a los otros cultos ya 
analizados. Las cofradías venezolanas no generaron esa gran distancia social que 
originaron las sectas y sociedades secretas organizadas a partir de otros cultos. 
Una tercera característica se refiere a la menor importancia relativa que tuvieron 
26 Ibidem, pp. 249 y ss. 
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los ritos de posesión, los cuales sólo se expanden también a raíz de la introducción 
paulatina de la santería en la segunda mitad del presente siglo. 
Las preocupaciones mágico-religiosas de los esclavos y sus descendientes en 
Venezuela parecen haber estado orientadas hacia otros objetivos. Así, por ejemplo, 
se desarrolló toda una etiología popular basada, no en la posesión por un espíritu 
maléfico, sino orientada más bien a buscar explicaciones en los "daños" o "males", 
los cuales operaban por vía del "robo del alma" o de algún objeto. Pudiéramos 
hablar incluso del predominio de la dimensión técnica de la magia, de un sentido 
más pragmático. La posibilidad del regreso de los espíritus de los muertos a la 
tierra  siempre fue una  idea  aterradora,  de allí  que las  prácticas  adorcistas 
estuvieran.francamente limitadas. Todo lo contrario, se trataba de que el muerto 
durmiese en paz y su alma no regresara a la tierra; los ritos funerarios se orientan, 
en gran medida, hacia ésto. 
La explicación de las diferencias existentes entre estos cultos y los que se dan en 
otras latitudes no puede ser dada a partir de distinciones étnicas, pues los esclavos 
que vinieron a V enezuela pertenecían a los mismos grupos y culturas que los que 
fueron a Cuba o Brasil Tal vez sea en los marcos sociales de ambos procesos de 
colonización donde se pueda encontrar explicación a estas diferencias. Pero, este 
análisis seria muy largo para este artículo que tiene ambiciones más modestas. 
Lo que sí es importante destacar es la relación existente entre las estructuras 
mágico-religiosas, políticas y económicas. En otro trabajo27 llegábamos a una serie 
de conclusiones en este sentido. Vamos a tratar de resumirlas. En primer lugar, 
tenemos que la vinculación entre estructuras económicas y mágico-religiosas pasa 
por la existencia de una estructura política que, a nivel local, es la encargada de la 
reproducción política de las relaciones sociales de producción e igualmente de la 
reproducción  material  de  las  relaciones  políticas.  El  dirigente  político  local 
garantiza esta reproducción, pues tiene en sus manos el control de las condiciones 
materiales (bodega, manejo de las relaciones capitalistas de producción, control de 
la comercialización, etc.) e imaginarias (compadrazgo, poder sobre las fuerzas de la 
naturaleza, posibilidad de comunicación con Dios, los santos y los ancestros, etc.) 
de  esa  reproducción.  Las  condiciones  materiales  guardan  relación  con  la 
dominación política, mientras que las condiciones imaginarias están más ligadas a 
la subordinación o sometimiento. En segundo lugar, encontramos que las creencias 
y las prácticas mágico-religiosas son un mecanismo privilegiado de legitimación 
del poder local; al mismo tiempo, ellas coadyuvan a mantener y reproducir las 
formas propias de organización social del trabajo, consolidando la división social 
del trabajo existente y limitando los niveles de desarrollo científicos y técnicos de 
las fuerzas productivas, ya de por si débiles. 
Quisiéramos referimos brevemente al culto de María Lionza, en el cual ocurre un 
verdadero sincretismo de creencias que hacen de él una suerte de geologia 
simbólica. A las creencias y prácticas mágicoreligiosas de origen indígena se han 
27 Martio. Gustavo: Op. Cit. pp. 97 y ss.

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ido sumando, en forma de estratos superpuestos, mitos y ritos de origen africano, 
ideas católicas, la santena cubana, el espiritismo, la quiromancia, cartomancia, 
astrologia, etc. Hay quienes señalan, no sin poca razón, que María Lionza es un 
poco la imagen de Venezuela, con sus virtudes y sus aciertos, con sus logros y 
contradicciones. 

El culto de María Lionza está organizado a nivel mítico también de forma 
geológica. Existen una serie de panteones superpuestos. Estos panteones reciben el 
nombre de "cortes" y una de las más importantes es precisamente la africana, 
conformada por los espíritus de la religión yoruba: chango, egún, echún, yemanya, 
elegua, obatala y orula. Deidades a las cuales se suman otras provenientes de 
diferentes cortes o líneas: la indígena (Guaicaipuro, Tamanaco, Mara, Chacao, 
Murachí, la india Rosa, etc.); la de la reina (Mana Lionza, la reina Guillermina, los 
Don Juanes, Andresote, etc.), la corte histórica (Simón Bolívar, Negro Primero, Juan 
Vicente  Gómez,  etc.)  y  numerosos  otros  personajes  como  Cleopatra,  María 
Magdalena, John Kennedy, Stalin, etc. La influencia africana se nota no solamente 
en la existencia de una corte de negros o africana, sino en el ritual que comprende: 
ritos de posesión a través del uso del adorcismo, uso de tambores y de ritmos de 
probable origen afro, etc. 

Si quisiéramos establecer un conjunto de conclusiones en relación al culto de María 
Lionza pudieramos decir que constituye un esfuerzo por reivindicar la posición de 
la mujer, en una sociedad "machista" como la venezolana. Todos los espíritus 
aparecen subordinados a la llamada "Reina de Sorte". Además, este culto lleva 
implícito un mensaje milenarista, pues supuestamente para el año 2.000 vendrá un 
Mesías, protector de los marginados (los pobres, los indios y negros, las mujeres y 
homosexuales, etc.), que transformará a la sociedad venezolana, imponiendo un 
régimen de justicia, paz e igualdad. 
El culto de María Lionza ha ido poco a poco extendiéndose y así, por ejemplo, 
encontramos que durante la Semana Santa acuden a la Montaña de Sorte (Edo. 
Yaracuy), santuario principal, alrededor de 400.000 personas, las cuales van en 
busca de salud, paz, amor, mejores condiciones de vida o de un nuevo sentido para 
sus vidas. 

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